Mis maestres

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Flavia
Narro mi experiencia a lo largo de mi formación académica.

Mis primeros recuerdos interactuando con un profesor se remontan a la primaria, por ahí de 3ero. Recuerdo vagamente que yo era una niña muy inquieta y no hacía mucho caso sin embargo, pegarme el chicle al copete y que lo tuvieran que cortar me resulta un poco exagerado como para ser una simple llamada de atención.

Posteriormente en 5to gane la posibilidad de participar en un concurso de poemas a la bandera, trabaje tanto, busque apoyo con otros maestros y cuando le mostré mi poema al encargado de dar los lugares, que también era un profesor, pero de otros grados me dijo “esto es copiado de algún lado, eso es trampa” trate de explicar y no funciono. Finalmente, el primer lugar se lo llevo su hijo.

Mas adelante en la secundaria comenzaron las burlas a mi primer nombre, (Flavia) de alguna forma entendía que era lógico que mis compañeros se burlaran de mi nombre, se burlaban de todo lo que era extraño y mi nombre lo era, lo que si enardeció mi sangre fue cuando una maestra tratando de darme una lección de porque debería gustarme mi nombre me dijo que yo era una ignorante y que de ahora en adelante me llamaría solo por ese nombre, obviamente provocando mas burlas entre mis compañeros.

En la preparatoria las cosas mejoraron, me tope con profesores que se preocupaban por hacer entender a sus alumnos, el profesor de física varias veces tuvo que repasar un tema conmigo porque no podía pasar el examen, eso me motivo. Me sentí impulsada a “echarle ganas” y a pesar de comenzar la preparatoria llena de antipatía y flojera al final mis calificaciones se recuperaron y casi logro el sobresaliente.

Por algunos años no supe mas de profesores, hasta los 21 o 22 cuando decidí estudiar la carrera de contabilidad, ahí volví a conocer la antipatía, envidia, sabotaje y lo que es que se sientan superiores a ti solo por ser “profesionales”, sin lugar a dudas puedo mencionar que ha sido de las peores experiencias que he vivido y no solo yo había una saña general hacia el alumnado.

Luego de ejercer mi carrera por algunos años decido que eso no es lo que quiero para mi vida y decido nuevamente estudiar otra carrera, esta vez la de psicología. No mentiré tenía miedo, sin embargo, ya soy una persona adulta y con otra perspectiva de la vida.

Me lleve una sorpresa al darme cuenta de que existían profesores con la llamada vocación, que si les gusta explicar y les gusta sentirse escuchados y que sus alumnos obtengan buenos resultados, pero no generalizare pues aun de vez en cuando me topo con comentarios fuera de lugar, la diferencia es que ahora y gracias a la experiencia se desde donde vienen esos comentarios aun así nada tan grave como en mi primer carrera.

Concluyo con la reflexión de que siempre puedes toparte con gente de la que dependes, pero también siempre todo mejora y si uno disfruta aprendiendo ahora podemos hacerlo de muchas formas y a esos que se sienten con el derecho de humillar a un alumno por el simple hecho de ser profesores solo demuestran su pobreza humana.

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