La música siempre ha sido considerada una de las formas más poderosas de la expresión emocional.
Una función que tiene la música es calmar las emociones y los estados anímicos perturbados, como el temor, en los individuos. También tiene la capacidad de atenuar el estrés y ayuda a la concentración, me memorización y a estimular la creatividad.
La ciencia ha demostrado que la música tiene un impacto directo en nuestro cerebro y, por ende, en nuestro estado de ánimo. Cuando escuchamos música que nos gusta, se liberan neurotransmisores como la dopamina, que nos proporcionan una sensación de placer y bienestar. Esto explica por qué sentimos una especie de euforia cuando escuchamos nuestras canciones favoritas.
Además, la música también puede actuar como una especie de terapia. Cuando nos sentimos estresados, ansiosos o deprimidos, podemos recurrir a ciertos géneros o canciones que nos ayudan a relajarnos y encontrar calma. Por ejemplo una melodía lenta puede evocar sentimientos de tristeza, mientras que una meodia rápida y alegre puede crear una sensación de emoción.