El estrés es un estado emocional que comparten todas las personas, desde los inicios de la humanidad es una característica mental que ha evolucionado al mismo tiempo que los humanos, pues es una respuesta natural ante estímulos considerados amenazas, así también aquellas situaciones del ambiente que amenazan con superar las capacidades que influye en la modificación del bienestar físico y mental.
A la hora de hablar del estrés siempre se atribuye una connotación negativa, pero es necesario considerar a cuenta que el estrés también puede ser una respuesta positiva, pues se trata de un proceso de adaptación al medio ambiente. Para comprender mejor, un ejemplo sería que sin estrés ya estaríamos extintos como raza; el estrés provoca la activación del sistema simpático del sistema nervioso, dando mayor regulación a las funciones musculares importantes para huir de una situación peligrosa o pelear, también hay otras 3 extensiones de las cuales no se habla pues podrían considerarse sub-extensiones de las antes mencionadas, someterse, desvanecerse y congelarse.
Lo ideal para el ser humano y cualquier especie, sería mantener un grado equilibrado de estrés, donde las personas no se sientan superadas por situaciones estresantes, así como tampoco no darse cuenta de los riesgos que hay en la vida cotidiana, el estrés es metafóricamente como un semáforo, en dónde el color verde significa seguridad, el amarillo riesgo y el rojo amenaza, en donde se esperan reflejos y respuestas al estímulo estresante y mantenerse a salvo, para regresar al verde, hablando de lo ideal.